VDL Negra 30: Los niños desaparecidos
Los niños desaparecidos de Patricia Gibney es la primera entrega de la serie de novelas policíacas que tienen como protagonista a la inspectora Lottier Parker. Publicada por la editorial Principal de los Libros, este primer caso ha resultado ser todo un acierto y su lectura me ha hecho pasar unas horas muy entretenidas gracias, especialmente, a Lottie, una mujer que intenta poner orden a su vida tras la muerte de su marido mientras se sumerge en uno de los casos más complejos que tiene conexiones con la Iglesia católica.
Los niños desaparecidos combina dos líneas temporales: por un lado, la época actual (el año 2014), donde somos testigos del asesinato de una mujer en la catedral de Ragmullin; por otro, el año 1976, donde tres niños observan desde una ventana como alguien entierra un cadáver. A partir de aquí se irán intercalando estas dos tramas sin que el lector sepa exactamente si existe una conexión entre ambas. A la inspectora Lottie Parker le asignarán el caso de la mujer que han hallado muerta en la catedral. Aparentemente ha sido asfixiada con el cable de los auriculares de su iPod y nadie parece haber visto nada en el interior de la iglesia. Poco después, otra misteriosa muerte se produce en Ragmullin. Pero, lo peor de todo, es que las dos parecen tener una conexión: ambas víctimas trabajaban en el ayuntamiento de la ciudad. ¿Cuál es el motivo de tales crímenes? ¿Hay un asesino en serie suelto en la tranquila Ragmullin? Lottie y su compañero Mark Boyd se pondrán manos a la obra para atar uno a uno los cabos sueltos y atrapar al culpable…
«Boyd y ella, todavía hambrientos, corrieron hacia la escena del crimen en la espléndida catedral de Ragmullin, construida en los años treinta. El comisario les informó mientras subían los gélidos peldaños. Había recibido una llamada en comisaría: habían encontrado un cadáver en la catedral. El comisario se puso en marcha de inmediato y organizó los cordones policiales de la escena del crimen. Si se demostraba que había sido un asesinato, Lottie sabía que le resultaría difícil sacarlo del caso, ya que como inspectora detective de la ciudad de Ragmullin, debería ser ella quien estuviera al cargo, no Corrigan».
Lo que más me ha gustado de esta novela que supone la carta de presentación de la inspectora Lottie Parker es, precisamente, el excelente retrato que realiza la autora de ella. A medida que he ido leyendo la novela me he encariñado con esta mujer de mediana edad que intenta salir a flote tras la muerte del que fuera el principal pilar en su vida: su marido Adam. Tras su fallecimiento, Lottie se ha visto abocada a sacar adelante ella sola a sus tres hijos adolescentes: Katie, Chloe y el pequeño Sean. Aunque para ella son lo más importante, la pérdida de Adam aún le resulta muy dura: su carácter se ha agriado, su ánimo está por los suelos y su trabajo le absorbe tanto que apenas para en casa.
Gibney consigue mostrarnos a una detective de carne y hueso, agobiada por el día a día, con unas heridas que aún no han cicatrizado y unas manías que resultan muy entrañables. También se aprecia página tras página su evolución y esa crisis vital derivada de lo mucho que amaba a su marido. Quizás, Lottie tenga un poco de Patricia, ya que la escritora inició esta serie también para intentar salir adelante tras la repentina muerte de su esposo. Junto a Lottie, además, destaca su pareja policial, Mark Boyd, que sirve de perfecto contrapunto: el tira y afloja que mantienen ambos, mostrado con fluidas escenas y vivaces diálogos, también ayudan a que queramos avanzar en la historia.
En lo que respecta al caso policíaco sorprende cómo en su primera novela, Gibney logra construir una trama coherente en la que todas las piezas sueltas sobre la investigación quedan perfectamente resueltas. Los crímenes que investiga Parker la conducirán hasta Saint Angela, un antiguo orfanato de la Iglesia católica que parece ocultar un pasado atroz. A través del caso, la autora aprovecha para hacernos reflexionar sobre temas tan de actualidad como la corrupción política, los abusos sexuales o las relaciones familiares, entre otros.
En suma, Los niños desaparecidos es el notable inicio de una saga policíaca irlandesa que cuenta con una investigadora carismática. Lottie Parker destaca por su humanidad y por el realismo con los que su autora la ha caracterizado. Seguiré los pasos de Lottie porque este primer caso me ha mantenido en vilo: Gibney logra enganchar con una trama interesante en la que todo queda bien atado.
A destacar: Una notable novela policíaca que nos presenta a una entrañable detective que lucha por salir adelante tras la muerte de su marido.
Título: Los niños desaparecidos
Autora: Patricia Gibney
Editorial: Principal de los Libros
Traducción: Luz Achával Barral y Albert Martí
Páginas: 489
Precio: 19,90 €
Valoración:
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