VDL Negra 13: Niebla, variopintos personajes y…un asesinato
Nos sumergimos hoy en una historia policíaca que combina la niebla del distrito londinense de Bow con una rica galería de personajes retratados con grandes dosis de ironía y humor. La novela que hoy reseño en VDL Negra se inscribe en la tradición de los relatos detectivescos que incluyen un misterioso caso de asesinato en una habitación cerrada y que tanto proliferaron a finales del siglo XIX y principios del XX. Quizás los ejemplos de Gaston Leroux y «El misterio del cuarto amarillo» o Edgar Allan Poe y «Los crímenes de la calle Morgue» sean los más conocidos pero, a esta nómina, hay que añadir al escritor londinense de ascendencia judía Israel Zangwill. La editorial Ardicia nos trae la novela que cierra el triángulo de las pioneras en este género detectivesco del cuarto cerrado con el relato de Zangwill titulado El gran misterio de Bow.
Nos encontramos en una fría mañana de principios de diciembre en el distrito de Bow y la más temprana ha sido la densa y helada niebla que cubre este paraje londinense. A la señora Drabdump, que reside en el número 11 de Glover Street, parece que la dichosa niebla esta vez le ha aturdido y se ha despertado más tarde de lo habitual. Tras darse cuenta de su retraso decide cumplir con el recado que la noche anterior le dio el señor Constant, líder sindicalista y uno de los inquilinos de la pensión que regenta esta dicharachera ama de casa. Debía despertarlo más pronto y servirle el desayuno a las siete de la mañana.
Abrumada por su descuido, la señora Drabdump sube al piso de arriba y aporrea la puerta pero, tras avisar insistentemente al señor Constant, éste no responde. La puerta parece estar cerrada por dentro e, inquieta, la señora Drabdump decide pedir ayuda a su vecino más cercano, el detective Grodman. Un pensamiento comienza a bullir en la cabeza de esta temerosa ama de casa: ¿y si el señor Constant está muerto? Tras echar la puerta abajo, detective y ama de llaves se encontrarán sobre la cama de la habitación al malogrado señor Constant que yace inerte con el cuello degollado. ¿Será un suicido? ¿Quién lo habrá matado si la puerta estaba cerrada?
El gran misterio de Bow nos plantea un complejo enigma policíaco que sucede en medio de la bruma londinense. Un caso misterioso que acabará generando gran expectación en la comunidad de Bow, un variopinto distrito donde se dan cita un sinfín de personajes que se unen a los ya mencionados. El alma cándida de la señora Drabdump o el reputado e intachable detective George Grodman son sólo los primeros que circulan por una historia que destaca especialmente por el fino y acerado retrato de los habitantes de Bow. Todo ello aderezado, además, con sutiles pinceladas irónicas que confirman que estamos ante una novela hecha al más puro estilo inglés.
A lo largo de sus páginas, asistiremos a un duelo entre detectives que luchan por resolver el enigma que mantiene en vilo a esta tranquila comunidad: el propio Grodman y su contrincante el señor Edward Wimp, de Scotland Yard. Ambos intentarán descifrar el misterio que rodea a la muerte del señor Constant y, en el camino, nos encontraremos a un poeta que nunca paga lo que debe, Denzil Cantercot; a Tom Morlake, otro sindicalista amigo del fallecido y compañero de la pensión de la señora Drabdump o a un zapatero que se las gasta de pensador, el señor Crowl. Tipos para todos los gustos y colores que otorgan un gran dinamismo a la trama y un tono amable a una historia que, a primera vista, podría parecer muy truculenta. A medida que vamos leyendo, uno tendrá que desenfundar su argucia para determinar quién ha podido asesinar al señor Constant -si es que alguien lo asesinó-, e ir descartando a cada uno de los habitantes que pululan por Bow.
«Crowl era un pensador, o por tal se tomaba, lo que ya implica cierta originalidad de pensamiento. Su cabello iba raleando en la coronilla, como si su cerebro luchara por acercarse lo más posible a la esencia de las cosas. Se enorgullecía de no tener caprichos. Hay pocos hombres que no tengan alguna debilidad o pasatiempo; Crowl se sentía casi solitario en su superioridad. Era vegetariano, laico, abstemio, republicano y antitabaco. La carne era un capricho. Beber era un capricho. La monarquía era un capricho. El tabaco era un capricho. «Un hombre sencillo como yo», solía decir, «puede vivir sin ellos»».
Escrita en 1862, El gran misterio de Bow ha sido un hallazgo muy interesante con el que uno disfruta no sólo por la intriga de averiguar qué le sucedió al pobre señor Constant sino, sobre todo, por la comicidad que el conjunto del libro desprende entre sus páginas. Porque, cuando uno va adentrándose en la trama, la resolución del misterio quizás comienza a ser algo más evidente. Sin embargo, ese camino recorrido para llegar hasta el final es una rica senda en la que disfrutaremos de las descripciones de los sospechosos que deambulan por el distrito de Bow, retratados con un gran detallismo psicológico y caricaturizados a la vez con un sentido del humor inmejorable.
A destacar: Una trama policíaca que desborda comicidad. El gran misterio de Bow combina la tradición de las novelas detectivescas de «cuarto cerrado» con una notable galería de personajes descritos por Zangwill con una gran ironía.
Autor: Israel Zangwill
Editorial: Ardicia
Páginas: 200
Precio: 17,50 €
Valoración:
1 Respuesta
[…] que habían quedado olvidados como El gran misterio de Bow (del que podéis leer la reseña aquí), una deliciosa combinación de novela negra con fino humor inglés. Os animo a que echéis un […]