Lumen publica las Memorias completas de Carlos Barral
Una vida que es también la historia de nuestra cultura literaria. Esto es lo que los lectores se encontrarán en las Memorias del poeta e histórico editor Carlos Barral que el sello Lumen publica ahora en una edición unitaria, totalmente revisada y actualizada a cargo de Andreu Jaume, 40 años después de la publicación del primer volumen.
Una autobiografía que reúne los tres volúmenes de memorias publicados entre 1975 y 1988: Años de penitencia, Los años sin excusa y Cuando las horas veloces junto a dos capítulos inconclusos que recogen además anécdotas y recuerdos de la infancia del escritor. Ilustrada con fotos inéditas, las Memorias de Carlos Barral son una excelente manera de realizar un recorrido histórico por la España de la segunda mitad del siglo XX y descubrir cómo se gestó una empresa editorial que, hoy, continúa siendo uno de los sellos más emblemáticos de nuestra cultura literaria: Seix Barral.
Pero el lector también podrá investigar la faceta más íntima del poeta y prosista, como la amistad que profesó con Jaime Gil de Biedma o Juan Marsé; el retrato de familia que describe detalladamente en uno de los capítulos, sus recuerdos en la localidad costera tarraconense de Calafell o sus años de estudio en el colegio de los jesuitas de la barcelonesa calle Caspe.
Esta obra es una oportunidad única para conocer de primera mano a una de las personalidades fundamentales de la cultura español del siglo XX, el poeta de Metropolitano que nos descubrió, gracias a su buen hacer editorial, a escritores como Juan Benet o Juan García Hortelano, y que impulsó nuestras letras con premios como el Biblioteca Breve. Unas memorias que prometo degustar a pequeños sorbos, como el buen vino.
«El encuentro con Ivonne había movido mi centro de gravedad, modificado mi posición de equilibrio con respecto al mundo que me rodeaba o, mejor, había desplazado la idea que me venía haciendo de mi mismo. Desde el principio, desde los primeros inocentes y verbosos paseos, caí en la cuenta de que aquella relación, si conseguía hacerla prosperar, estaba destinada a determinar el proyecto definitivo de mi vida, a sosegar las ensoñaciones aventurescas de la última adolescencia y a enraizarme. Sin el acuerdo de la otra parte, comencé a admitirme como poeta de oficina, encadenado a una vida regular en la que la literatura ocuparía un lugar principal solo de cejas para dentro».
Y vosotros, ¿soléis leer libros de Memorias? ¿Cuáles me recomendaríais?
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