A la búsqueda del libro que da sentido a todo

Tinta. Con este título era lógico que al pasar por las estanterías de la librería me llamara la atención. Y era lógico también que lo cogiera y acabara abriendo sus páginas y comenzara a leerlo. Y era imposible no caer atrapado en esta historia, escrita por Fernando Trías de Bes, una fábula que mezcla fantasía, amor y, por supuesto, ¡libros!

El relato se desarrolla en la ciudad alemana de Maguncia, en el año 1900. Johann Walbach regenta una librería bautizada años atrás, cuando conversaba con su esposa, con el nombre de Tinta:

– ¿Qué me dispongo a prestar, Alice?
– Libros – respondió su esposa.
– Pero si en las páginas de los libros no hubiese nada escrito, entonces, ¿qué crees que pasaría?
– Que nadie los tomaría prestados.
– Exactamente. Por tanto, ¿qué toma prestado la gente en realidad?
– Las palabras que contienen.
-En efecto. ¿Y con qué están impresas?
– Con tinta.
– Eso es, Alice. Si lo analizamos detenidamente, me dispongo a prestar tinta.

Lo que no sabía Johann es que su negocio sería el punto de partida de una compleja misión. Alice se encuentra todas las semanas con su amante en la habitación del hotel Schwarzkopf. Un amante que desprende tinta de los poros de su piel. Un denso líquido negro que ejerce sobre ambos un poder irrefrenable. Alice suplicará a su esposo que busque el motivo de esta sinrazón y, para encontrarlo, ¿qué mejor ayuda que la de sus libros? Y es que en ellos están los orígenes de todas las pasiones.

Metido en esta ardua empresa, Walbach conocerá a un matemático que busca “el motivo de la sinrazón” mediante números y aritmética. Poco a poco se va fraguando el libro que explicará el sentido de todas las cosas, elaborado con tinta efímera por un impresor, revisado por un corrector incapaz de crear y publicado por un editor que nunca ha acabado entera la lectura de un libro…

Fernando Trías de Bes elabora a través de esta preciosa fábula una historia sobre el poder de los libros y, sobre todo, de la palabra. Quien sienta pasión por la lectura seguro que disfruta con esta novela que se devora rápidamente. Así que os aconsejo que os acomodéis en vuestro rincón favorito para leer, acompañados de una taza de café o chocolate caliente, y que os dejéis transportar a la fantasía de Tinta. Una delicia.

A destacar:  Sus personajes están cuidadosamente perfilados. Tanto el librero Johann como el matemático Sebastian o el impresor Patrick cuentan con una personalidad y unos rasgos realistas pero con pinceladas de fantasía que los ajustan perfectamente al carácter fabulado del relato. La estructura circular de la novela es la guinda perfecta para este homenaje al mundo del libro.

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