Constelaciones, amistad y…♥ Jasper ♥

La ciencia ficción y las fantasías distópicas no suelen ser géneros que me atrapen. Casi siempre me decanto por las historias realistas o las tramas policíacas pero, cuando descubrí este libro, y leí su sinopsis, no pude evitar sentirme atraído por él. Más tarde empecé a escuchar buenas críticas suyas y, finalmente, decidí que tenía que darle una oportunidad y llevármelo a casa. Y así lo hice. El resultado ha sido, verdaderamente, muy gratificante y es que el libro que os reseño hoy es un cóctel de emociones, una historia distópica llena de acción sí, pero también de mucha ternura y personajes a los que acabas cogiendo cariño. Se trata de La constelación del perro del escritor norteamericano Peter Heller y la editorial Blackie Books.

En La constelación del perro nos situamos en un futuro no muy lejano. Y el mundo aquí ya no es tal y como lo conocemos ya que un virus – una gripe aviar africana- ha acabado con casi toda la humanidad. Lo que queda son parajes destruidos y una tierra gobernada por la desidia, el descontrol y la lucha por la supervivencia. La historia está narrada en primera persona por su protagonista, Hig, un constructor de Denver que estaba casado y esperaba un hijo cuando todo se vino al traste. Ahora lo único que tiene es la compañía de Jasper, su siempre fiel perro, y sus paseos pilotando una avioneta. El tercero en discordia es Bangley, un tipo aguerrido que maneja como nadie las armas. Los tres sobreviven ahora en un aeródromo abandonado y se protegen unos a otros con el fin de evitar la entrada de personas infectadas al hangar. Una convivencia peculiar de dos hombres que están inevitablemente condenados a entenderse.

En la novela de Heller se entremezclan la aventura distópica de Big Hig con las reflexiones sobre tiempos pasados. De esta forma, lo que a simple vista podría tratarse de una historia de ciencia ficción sin más, ambientada en un mundo destruido e ingobernable, resulta en el fondo una novela lírica y profundamente emotiva. Los recuerdos que asolan la mente de Hig, tras 8 años en este ambiente desolador, salen a la luz entre las páginas de la historia: la tranquila y apacible vida que compartía al lado de Melissa, en una casita al lado de un lago en Denver; el repentino y feliz embarazo que compartieron o, por ejemplo,  los momentos de sosiego y disfrute pescando junto a su perro Jasper. Hasta que todo se fue al garete.

«Melissa y yo vivíamos junto a un lago en Denver. A solo siete minutos del centro, de la librería grande, de los restaurantes, de los cines. Nos gustaba aquella vida. Desde el gran ventanal de nuestra casita veíamos hierba, agua, montañas. Los gansos. Había una bandada de gansos residentes y otra de gansos canadienses que llegaban en otoño y primavera en uves inmensas, se mezclaban con los del lugar, quizá incluso se apareasen, y luego continuaban su camino. Volvían a levantar el vuelo en oleadas estridentes. Yo era capaz de diferenciar los gansos que migraban de los residentes. Al menos eso creía».

La constelación del perro es un libro donde también cobran mucha importancia las descripciones de ambientes naturales, de aquellos animales y paisajes que pueblan o han poblado las tierras por las que Hig habita. Una naturaleza retratada de manera realista y bucólica, que ensalza las virtudes y la belleza de actividades al aire libre como pescar. Unos ambientes evocados con delicadeza que, a la vez, contrastan con la vida desoladora y solitaria que le ha tocado sobrellevar a Hig tras la plaga.

Un episodio que sucede en la novela marcará un punto de inflexión en Hig. Un hecho que resulta conmovedor y que no os voy a desvelar aquí ya que rompería la magia. Tras este hecho, Hig, sin nada que perder, se lanzará más que nunca a la aventura y, gracias a su pericia como piloto, atravesará nuevos parajes naturales y descubrirá que, quizás, no está todo perdido, y que puede haber  más supervivientes de los que pensaba.

La constelación del perro es un libro con el que he disfrutado mucho gracias a esa delicadeza con la que Heller narra una aparente historia de ciencia ficción. En algunas ocasiones las reflexiones del protagonista ralentizan el ritmo de la trama aunque, al mismo tiempo, enriquecen el retrato de Hig. Resulta inevitable no coger cariño a Hig o a Jasper pero es que, además, a lo largo de la obra, descubriremos la evolución -a veces a la fuerza- del propio Hig que se verá obligado a realizar actos que hasta entonces le habrían parecido impensables.

En este sentido, Heller construye unos personajes que no resultan nada planos, en los que observamos sus miedos y su capacidad de lucha o de adaptarse a situaciones límite con el fin de sobrevivir. Seres de carne y hueso que, ante un panorama desolador, a veces tienen que refugiarse en un pasado con el que cargan, un pasado feliz que les traslada a épocas memorables.

A destacar: Una original distopía que destaca por un gran lirismo en las descripciones de la naturaleza y por ofrecernos a un protagonista entrañable que, en primer persona, nos relata sus alegrías, su pasado y sus actos en un mundo desolado en el que lucha por sobrevivir.

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