La pulsión por escribir
Contarlo todo es una novela que descubrí por casualidad, como tantas otras, entre las estanterías de una librería. Una primera novela de un autor peruano, Jeremías Gamboa, que ya había publicado un libro de cuentos en Alfaguara titulado Punto de fuga. Pero Contarlo todo me llamó especialmente la atención porque es una historia de iniciación, la de un chico de clase media que recibe una beca en una de las universidades privadas más prestigiosas de Lima, un muchacho algo introvertido al que le apasiona escribir pero que nunca se lanza a ello o no está satisfecho con lo que escribe.
La novela comienza cuando, una mañana de septiembre, en un barrio periférico de Lima, Gabriel Lisboa comienza a escribir su primera novela con veintinueve años, tras más de diez sin escribir una sola línea que le guste. El resultado es el relato de juventud de un muchacho que acaba convirtiéndose en periodista, que vence sus miedos que tanto le atemorizan, que despierta a la sexualidad y descubre los entresijos de las redacciones, las dificultades en el amor y, especialmente, el valor de la amistad.
«Desde hace mucho tiempo he intentado infructuosamente convertirme en alguien que escribe un libro o he intentado vivir como alguien que escribe uno o como creía que tendría que vivir alguien que lo hiciera pero durante más de diez años no he escrito una sola línea que me gustara. Hasta hoy. Ahora hay un tibio sol afuera, es setiembre, es miércoles, y yo estoy en Santa Anita, vestido con una camiseta cualquiera y en short, en sandalias. Y ahora, recién salido de la ducha, me doy cuenta perfectamente de que esto es, al fin, el inicio de algo, o de todo, la llegada del día preciso para que algo así sucediera, para contarlo todo».
A lo largo de más de 500 páginas, la historia de este joven se va desarrollando en un estilo lineal y pulcro a través del que descubrimos su día a día, desde el momento en que su tío le encuentra un trabajo para el verano, como periodista en la revista Proceso. Gabriel tiene que hacer malabarismos para ser becado curso tras curso en la universidad en la que estudia y, por ello, debe mantenerse entre los cinco primeros puestos de su facultad. El trabajo en Proceso, aunque no sea remunerado, es la oportunidad que él desea, una inversión de futuro, como diría su tío Emilio.
Lo que más me ha gustado de Contarlo todo es la manera sencilla pero no exenta de sentimiento con la que el narrador nos introduce en su historia. El lector va al compás de los descubrimientos que Gabriel se va encontrando en su vida. La pasión que Gabriel siente por la escritura y por el mundo del periodismo son narrados de forma excelente, sobre todo durante la primera parte de la novela en la que el protagonista entra en un espacio laboral desconocido para él. Las descripciones del día a día en la redacción de un medio de comunicación así como de los particulares personajes que la componen están dotadas de mucho realismo pero también de la ingenuidad propia de aquel que visita por primera vez un sitio nuevo.
«El primero en llegar fue un hombre de camisa rojo indio, pulsera de cacho de toro en una muñeca, pantalón jean negro al cuete, un bigote de galán mexicano y ojos delineados de mujer que se presentó como Tito Najarro. Su aparición me tomó por sorpresa. Se sentó en el escritorio de los afiches de la farándula y empezó a ordenar sus cosas con premura, aunque de un modo gracioso y a ratos saltarín; en cierto momento me vio sentado allí, completamente mudo, y me preguntó de buenas a primeras si yo era Gabriel, y le dije que sí. «Ay, el nuevo cachorro de Mar Adentro», dijo con una sonrisa amplia: me dio la mano de una manera sensual, me lanzó una mirada coqueta de ojos brillantes que no me quitaría de encima todo aquel verano, me dijo que ocupara el escritorio que estaba a mi lado, y siguió ordenando sus cosas».
Historias de universidad, primeros empleos, las peripecias en el taller de poesía de Ignacio Parra, el descubrimiento del amor y la vida en pareja con Fernanda…todas estos momentos en la vida de Gabriel serán narrados desde esa pulsión por escribir que siempre ha mostrado pero que, insatisfecho, nunca se ha atrevido a desvelar salvo aquella mañana de septiembre cuando, con 29 años, se dispone a «contarlo todo».
A destacar: Una novela de iniciación que emociona por la sencillez y sensibilidad con la que está narrada, sobre todo en la primera parte escrita desde el punto de vista de Gabriel. Una prosa fluida y clara en la que el protagonista nos desvela sus miedos e inseguridades, sus preocupaciones y desengaños, las sorpresas de sus primeros empleos o amores.
«La literatura era un barco que había zarpado de un puerto de Lima sin que ellos supieran y por eso ambos se habían quedado en el muelle, sin obra hecha o sin reconocimiento, desorientados, tratando de encontrar su nave perdida sin saber siquiera cuál era. ¿En qué se les había ido la veintena?».
Autor: Jeremías Gamboa
Editorial: Literatura Random House
Páginas: 512
Precio: 22,90 €
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