Excepcionales relatos de la América profunda con voz de mujer
“Vivió en soledad los últimos quince años de su vida y legó toda su herencia a la mujer de la limpieza”. Así terminan las breves pinceladas biográficas que aparecen en el libro de relatos Los niños se aburren los domingos con el que la editorial Sajalín recupera la obra de la autora norteamericana Jean Stafford, ganadora del premio Pulitzer de ficción en 1970 por The collected Stories of Jean Stafford (1969).
Fue en la librería La Central de Callao donde descubrí este libro, leí la contraportada, la breve nota biográfica de la autora y decidí llevármelo a casa. Y es que Los niños se aburren los domingos recoge en trece hermosos y sutiles historias un retrato de la América más profunda, aquella de mediados del siglo pasado, con una galería de personajes femeninos que reflejan aquellas duras convenciones sociales propias de la doble moral yanqui.
La propia Stafford decidió alejarse de los convencionalismos y abandonó su tierra natal huyendo de aquel Oeste que su padre, un escritor de novelas de segunda, plasmaba en sus obras. Boston Adventure, su primera novela, fue publicada en 1944 y rápidamente se convirtió en best seller. Pero fue su maestría en el género breve lo que la catapultó al éxito tras publicar en prestigiosas revistas como Harper’s Bazaar o The New Yorker.
Lo que más me ha gustado de estos relatos es la profundidad con la que Stafford describe los ambientes y personajes que pueblan las historias que se narran. No hay más que prestar atención al realismo que se muestra en el relato La vida es un abismo para describir el asilo donde se encuentra la prima Isobel:
“Junto a la radio, hundida en una butaca reclinable, una mujer menuda se daba golpecitos en las sienes al compás de la música con los dedos índice, unos dedos tan delgados y torcidos como las ramitas que arañaban las ventanas cuando el viento agitaba los árboles”.
Un realismo, aderezado de sutiles críticas a los convencionalismos propios de la época (al patriarcado, al matrimonio, a los deberes de sociedad de una mujer…), que también está presente en los diálogos, como se percibe en el relato Una conversación educada:
“– Es dificilísimo conseguir que los Heath vengan a tomar el té. Y es prácticamente imposible conseguir que vengan juntos. Margaret se presenta de vez en cuando, pero Tommy apenas se deja ver.
– A lo mejor no les gusta el té – aventuró la hermana Evelyn.
– A lo mejor no les gusta la institución del té – puntualizó Eva, que cruzó de nuevo la terraza para ocuparse del gramófono”.
Los niños se aburren los domingos es una magnífica colección de cuentos en aquella Norteamérica de mediados del siglo pasado donde la discriminación contra las mujeres gozaba de una gran fortaleza. Relatos en los que ellas luchan contra las convenciones imperantes, por ejemplo, un matrimonio insatisfactorio o deben enfrentarse a destinos adversos (como un accidente en El castillo interior). En definitiva, relatos en los que ellas buscan algo de libertad frente a tanto convencionalismo.
A destacar: Uno de mis relatos favoritos ha sido Una historia de amor en el campo donde sentimientos como el de la soledad y el anhelo de libertad se perciben en emotivos fragmentos como éste:
“Deseaba desear. Y entonces se sintió como anquilosada en medio de un remolino, y en el preciso instante que le vino a la cabeza aquella idea, un soplo de viento envió al asiento del trineo la última hoja del olmo que se levantaba a su lado. A May se le ocurrió que podía comparar la madera del trineo con aquel árbol lleno de vida y con los caballos a los que, a pesar de llevar muertos mucho tiempo, imaginaba corriendo y sudando, rebosantes de fuerza, cada vez que iba al establo a por leña”.
Título: Los niños se aburren los domingos
Autor: Jean Stafford
Editorial: Sajalín
Páginas: 362
Precio: 22 €
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